Relación hombre-máquina
Los avances en el desarrollo e implementación de tecnologías emergentes – tales como inteligencia artificial, Internet de las Cosas, energía distribuida, energías renovables y sistemas satélites, blockchain…– juntamente con la capacidad exponencial de gestión de datos y generación de nuevo conocimiento, están transformando nuestra cultura en la manera que trabajamos, aprendemos, nos relacionamos, nos movemos o nos entretenemos. Para que esta transformación digital de la sociedad sea inclusiva y equitativa, se debe desarrollar desde una perspectiva humanista.
Cualquier adopción de procesos de automatización, de sistemas de inteligencia artificial, de datificación o de robótica… deben desarrollarse colocando a las personas en el centro, es decir con orientación humana implicando al ser humano plenamente en la gobernanza de la tecnología.
Esto implica abordar:
– las barreras éticas y socialmente justas, las discriminaciones, los sesgos o perjuicios (desinformación, toma de decisiones…)
– el impacto en la ciudadanía (vigilancia, privacidad, identidad digital, participación más/menos activa en la propia sociedad…)
– la implicación de las administraciones públicas o las entidades privadas en la gobernanza de dichos sistemas digitales (regulación, auditorías de los algoritmos, colaboraciones público-privadas…)