Inclusión por diseño: explorar diseños sensibles al género en el bienestar digital es el segundo de una serie de dos informes. El
primer informe demostró cómo los
sistemas de bienestar occidentales han reflejado durante mucho tiempo las
desventajas de género presentes en la sociedad y arrojó luz sobre ejemplos de
sistemas discriminatorios de toma de decisiones automatizadas (ADMS) que gestionan sistemas de bienestar digital en varios países occidentales. Concluyó destacando los principios de
igualdad de género para el
estado de bienestar digital. Este informe se basa en esos principios. Todavía hay tiempo para abordar y rectificar los daños de género que pueden infligir los sistemas de bienestar.
La implementación de la
automatización ha sido principalmente una conversación bilateral entre los responsables de la formulación de políticas y los tecnólogos, un enfoque que no tiene en cuenta las implicaciones de digitalizar las viejas formas de trabajar y las estructuras sociales heredadas. No podemos asumir que la tecnología es un actor neutral cuando es la historia la que la ha construido. En cambio, son
sistemas diseñados para reconocer los sesgos históricos que los precedieron y comprender las vidas complejas de quienes buscan sus servicios que conducen a
un futuro más equitativo.
Diseñar sistemas de bienestar digital de esta manera requiere una comprensión de la naturaleza interconectada de las categorizaciones sociales a las que pertenecerán los usuarios del sistema. En relación con el género, esto podría significar muchas cosas, incluida la mayor probabilidad de que una mujer esté desempleada, mientras que también es más probable que se involucre en puestos laborales no remunerados, como el cuidado de niños u otros miembros de la familia dependientes. Si los sectores públicos van a automatizar los procesos de toma de decisiones que gestionan el acceso a los sistemas de bienestar, estos
ADMS deben incluir diferentes marcos para abordar la interseccionalidad de las usuarias.
En este sentido,
este informe traza un camino a seguir en el que el diseño puede jugar un papel fundamental en la visión de los
servicios de bienestar digital que contribuyan a un futuro más equitativo en términos de género. El diseño sensible al género significa compilar y usar conjuntos de datos y estadísticas relevantes para el género, incorporando análisis de género y evaluaciones de impacto de género, y reconociendo que el co-diseño y la supervisión humana son fundamentales para evitar la automatización de errores y desigualdades.
Cuando los funcionarios diseñan un servicio, tienen que pensar que algún día serán ellos mismos la persona que necesite acceder a ese servicio. Se requiere cierto nivel de empatía para comprender que algunos servicios públicos se han convertido en un doloroso suceso de vida para el usuario. Si el estado no puede realizar el ejercicio para comprender el nivel de trauma y sensibilidad, y además no aplica esa empatía al diseño, está dando un mal servicio.
Daniel Abadie, ex Subsecretario de Gobierno Digital de Argentina